• Juegos canarios tradicionales, autóctonos y perdidos

    TIHIYADA, LANZAMIENTO CON LA MANO Y ESQUIVE DE LA PIEDRA.


    Existen multitud de testimonios de todo tipo que nos hablan respecto a la habilidad cultivada por los antiguos canarios en el lanzamiento de piedras.
    En situaciones de enfrentamiento real, es un arma de ataque muy efectiva... En situación de enfrentamiento regulado ante público, intentando demostrar quién es el mejor, tal como hacían los Indígenas en el Beñesmen... Tratando de pasar el rato, en forma de juegos infantiles o incluso como espectáculo y modo de ganarse la vida, tal como refieren algunas crónicas en relación a determinados aborígenes...

    Entre las muchas citas existentes se pueden citar algunas muy concretas:

    En “Le Canarien” se describe en el episodio del desembarco de Gadifer de La Salle en Gran Canaria: “... siendo embestidos con una lluvia de pedradas, de tal manera que fueron heridos todos...”.

    Por otro lado, cuenta Pedro Gómez Escudero en la batalla de Pedro de Vera contra los Indígenas canarios: “... y lo peor, fuertes pedradas a brazo, muy grandes y ciertas, como tiradas por ballestas.”

    Abreu y Galindo ofrece una descripción pormenorizada de un episodio bélico, en medio de la conocida como Batalla de Acentejo, durante la conquista de Tenerife: “... Alonso de Lugo escapó, aunque lo derribaron del caballo de una pedrada que le dieron en la boca, quebrándole los dientes;

    Antonio Sedeño escribió así de Adargoma: “... Este tenía tanta fuerza y tiraba una piedra con tal maña que de cada piedra derribaba de una palma de seis estados en alto una rama della que llamaban penca muy correosa y mala de cortar”.

    En la misma línea se expresa Torriani, con nuevos detalles referidos en el capítulo “De las armas de los canarios”, en el que expone: “sus armas principales eran las piedras hechas por la naturaleza, que tiraban tan diestra y fuertemente que siempre acertaban en blanco a que dirigían sus golpes...”. Abunda en el tema: “...Los canarios tenían por ejercicio el correr y tirar piedras, no solamente para acostumbrarse a acertar el tiro, como se lee de los mallorquines, sino también para romper y hacer pedazos alguna cosa, a pesar de ser muy resistente, como son las ramas de palmas”.

    Las madres le tiraban a los niños cuando eran pequeños, bolas de barro, que iban cambiando a piedras cada vez más grandes a medida que los niños iban creciendo.
    Esto lo hacían para que los niños fuesen cogiendo reflejos y aprendiesen a esquivar las piedras cuando fuesen mayores.

    Estos testimonios fueron recogidos por la Escuela de Deportes Autóctonos “Ayt M Maheh” de La Matanza de Acentejo, en la actualidad existe un colectivo llamado HIRGWAN que ha profundizado en este tipo le prácticas y que, incluso, aporta otra denominación para este juego, la de “TIHIYADA”, termino construido a partir del verbo tamazight, “tihiyad”, que significa “esquivar” (Pablo le Lukka),
    Ambos colectivos afrontan, cada uno a su manera, una experimentación en la práctica a partir de las fuentes históricas y etnográficas,
    En concreto, y por lo que respecta a Hirgwan, practican el lanzamiento y esquive de anotes y de piedras tanto redondeadas (bimbas) como afiladas (tabones o tajúas).

    PRACTICA DEL JUEGO

    Sobre unos altos o en su defecto unos círculos, se colocan ambos contendientes a una distancia de unos 12 pasos, es decir, a poco menos de 10 metros, tal y como recogen los distintos cronistas.
    El esquive lo hacen “hurtando’ el cuerpo y con un pie fijo en el suelo, cuando el lanzamiento viene de cintura para arriba; debiendo mover los pies cuando el lanzamiento a esquivar es bajo.

    REGLAS.
    No se puede saltar, siempre hay que tener un pie apoyado.
    No se puede salir del círculo, ni bajarse del alto.
    Pierde el juego, al más piedras le dan.

    En la actualidad, el único colectivo que desempeña este juego como exhibición es “LA PEÑA DEL PAN” de Ingenio, cuando escenifica el Beñesmen Indígena.
    Esto lo hacen una vez al año, concretamente en la romería de la Candelaria, patrona de la Villa de Ingenio.

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